En este sentido, desde la neuropsicología se sugiere que la agrafía puede derivar del trastorno apráxico, es decir de la pérdida de la capacidad para activar engramas de los movimientos automatizados en la escritura, más que del lenguaje, aunque también aparezca asociada la Disartía.
En la apraxia y agrafía sin trastorno del lenguaje, se evidencia menor afectación del lenguaje en general y de la lectura en particular, puesto que el hemisferio izquierdo está intacto y de alteración en la realización de la escritura al existir lesión en el hemisferio derecho, lo que apoya la idea de que las funciones del lenguaje están menos lateralizadas en los zurdos que en los manidextros y por tanto se sugiere que la praxis está más ligada al hemisferio contralateral a la mano usada,que al lenguaje,aunque también puede darse en los manidextros, expresándose bien por la existencia de apraxia asociada a una afasia cruzada, bien por la presencia de una apraxia y una agrafía sin afasia, consecuente a un infarto del hemisferio izquierdo.
Por tanto, existiría una disociación anatómica y funcional entre la dominancia hemisférica para el lenguaje y la preferencia manual, y por otro lado la praxis.
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